Esta semana murió McAfee. John McAffee.
Más que el creador de un antivirus, fue un personaje sui generis, polémico... como sacado de una novela escrita en 2050. Un rambo cyberpunketo.
McAfee en los últimos años promovió el uso de criptomonedas orientadas a la privacidad y de los intercambios descentralizados, para evitar el control gobernamental sobre nuestra libertad económica. Esta postura contestataria alimentaba el morbo de las masas en Twitter. Hordas de admiración mezcladas con miles de acusaciones de locura total.
Sea como fuere, era un firme creyente de sus ideas. Su férrea convicción libertaria le llevó a echarse de enemigo a muchos gobiernos.
Quebrantar la ley de los hombres fue su pasatiempo. Estuvo en prisión 21 veces en 11 países distintos. McAfee desafió a los Estados Unidos al no rellenar su declaración de impuestos por más de 8 años. Lo consideraba inconstitucional y un robo (protesta común de mucho estadounidenses, basados en esta argumentación legal). Esta y otras acusaciones generó su casería.
En su periplo de fugitivo estuvo en Bahamas, preso en Dominicana, visitó Cuba y Reino Unido. Finalmente, fue capturado en 2020 en un aeropuerto español cuando intentaba volar a Turquía.
Uno de sus últimos tweets dejaba una reflexión sobre la corrupción que deviene del poder. El amor, la compasión y la generosidad –decía–, no necesita de poder, proviene del corazón. La codicia, la envidia y la rabia –en cambio– se alimenta del poder. Parafraseando: el poder corrompe, incluso a las democracias.
Más que el creador de un antivirus, fue un personaje sui generis, polémico... como sacado de una novela escrita en 2050. Un rambo cyberpunketo.
McAfee en los últimos años promovió el uso de criptomonedas orientadas a la privacidad y de los intercambios descentralizados, para evitar el control gobernamental sobre nuestra libertad económica. Esta postura contestataria alimentaba el morbo de las masas en Twitter. Hordas de admiración mezcladas con miles de acusaciones de locura total.
Sea como fuere, era un firme creyente de sus ideas. Su férrea convicción libertaria le llevó a echarse de enemigo a muchos gobiernos.
Quebrantar la ley de los hombres fue su pasatiempo. Estuvo en prisión 21 veces en 11 países distintos. McAfee desafió a los Estados Unidos al no rellenar su declaración de impuestos por más de 8 años. Lo consideraba inconstitucional y un robo (protesta común de mucho estadounidenses, basados en esta argumentación legal). Esta y otras acusaciones generó su casería.
En su periplo de fugitivo estuvo en Bahamas, preso en Dominicana, visitó Cuba y Reino Unido. Finalmente, fue capturado en 2020 en un aeropuerto español cuando intentaba volar a Turquía.
Uno de sus últimos tweets dejaba una reflexión sobre la corrupción que deviene del poder. El amor, la compasión y la generosidad –decía–, no necesita de poder, proviene del corazón. La codicia, la envidia y la rabia –en cambio– se alimenta del poder. Parafraseando: el poder corrompe, incluso a las democracias.
Y la importancia de la privacidad...
Fuente: BBC.com (https://www.bbc.com/news/world-europe-57589822).
Lo anterior da una minúscula antesala al objetivo de esta entrada.
Mientras leía la reseña que hacía la BBC acerca de la sombría muerte de McAfee (por cierto, en plena custodia policial –a la Epstein–, y a horas de ser extraditado a los Estados Unidos) me topé con una joya: un vídeo con una presentación suya acerca de la importancia de la privacidad.
Te guste o no McAfee, las siguientes palabras tienen peso y son inspiradoras.
Sin más vueltas, dejo a continuación la traducción al español:
Hoy quiero hablarles de algo muy importante para mí, la privacidad, y la naturaleza erosionada de la privacidad hoy en día.
Google –o al menos ciertas personas dentro de Google (no voy a mencionar nombres porque no soy una persona mal educada)– nos quieren hacer pensar que si no tenemos nada que esconder, no nos debería importar si todo el mundo sabe todo lo que hacemos. Tengo un grave problema con esa postura.
Si todo el mundo pudiera saber todo acerca de todos los demás, ¿en qué se convertiría el comportamiento humano? Estaríamos limitados al denominador menos común del comportamiento humano: esos comportamientos que nadie encontraría ofensivo.
Necesitas reflexionar sobre esto. A veces escucho a la gente decir una y otra vez: no me importa, no tengo nada que esconder.
No es un asunto de esconder de esconder algo. Este es el punto: a menos que estés dispuesto a levantar tu voz, tomar posición, hacer algo, estamos todos perdidos.
Hemos llegado a este punto porque somos perezosos. Queremos una vida fácil. Queremos comodidad en nuestras vidas. Preferimos estar seguros y cómodos, que salir afuera y vivir, y sufrir, y descubrir de qué se trata la vida. Yo soy igual de culpable que ustedes.
No podemos permitir intrusiones en nuestra vida y al mismo tiempo tener libertad.
Y la libertad es todo lo que tengo –y todo lo que tienen–, si lo piensan bien