Marco Vélez Esquivia

March 24, 2021

Consume menos, crea más

La tecnología moderna nos has convertido a la gran mayoría de nosotros en consumidores en lugar de creadores.

Como la gran mayoría de la gente, me gusta sentarme al final del día como un zombie babeando sobre mi teléfono mientras reviso Twitter. Si me pudiera ver, me veería como nos vemos todos con nuestros teléfonos en la mano, con nuestros ojos aburridos y sin vida. Eso hasta que alguno de nosotros encontramos algo chistoso y medio sonreímos. Todo esto ayudando a Big Tech a seguir llenándose de ganancias a través de nuestra atención.

Todos, en nuestras conversaciones con nuestros amigos o al final del año mientras hacemos nuestras resoluciones del siguiente año, decimos lo mucho que odiamos las redes sociales, el WhatsApp… hasta Netflix. Pero en verdad, lo amamos todo.

Entonces para alejarnos de ese amor-odio que tenemos, comenzamos a leer un libro. Pero un libro en papel, no en nuestro iPad o Kindle.

Después de cada página, miramos a nuestro alrededor con una sonrisa disimulada. Comenzamos a sentirnos superiores de las personas a nuestro alrededor porque “mira cómo derriten sus cerebros con esas estúpidas redes sociales”. Estas personas no pueden concentrarse como yo. Yo soy superior a todas estas personas porque yo estoy leyendo un libro de verdad verdad.

Pero continuamos mirando a nuestro alrededor y encontramos a una mujer. No está mirando su teléfono. Tampoco está leyendo un libro. Ni siquiera está escuchando un podcast. Esta psicópata está dibujando. Tiene un lápiz de carboncillo y está dibujando algo. No se ve feliz exactamente, pero parece comprometida con lo que hace.

Y de repente nos damos cuenta de algo. Nos damos cuenta de que leer un libro es igual que leer un artículo de The New Yorker, que leer Twitter, que leer Reddit. Todas estas actividades son actividades de consumo.

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¿Estaban realmente mejor las generaciones anteriores porque simplemente veían televisión, escuchaban la radio o leían libros? Todas estas actividades son pasivas. Todas estas actividades implican dejar que los pensamientos externos reemplacen temporalmente los tuyos. Los smartphones de hoy se diferencian de los libros medievales solo en un grado. Es una pantalla digital en vez de una hoja.

Todos los medios están creados para ser consumidos. Es por esto que tenemos que crear.

Corín Tellado fue una autora española que escribió más de 5.000 libros en sus 81 años de vida. Eso es más de sesenta libros al año, asumiendo que ella salió del útero completamente alfabetizada. En algún lado ella afirmó que podría escribir un libro en dos días y me inclino a creerle.

Me demoro dos días al menos en escribir uno de estos escritos. Ni hablemos de las 21 horas repartidas en 6 semanas en la que me demoro escribiendo una versión de un guion. Sin embargo, Tellado nos tiene que inspirar para dejar de consumir y empezar a crear.

Y es aquí que nos sentimos inspirados para crear. Sentimos ese impulso. Sacamos nuestro celular y abrimos la aplicación de notas y… 

Comenzamos a quedarnos mirando esa pantalla blanquecina durante varios minutos sin escribir nada. Eso nos lleva a pensar que no tenemos nada sobre que escribir. Lo cual nos lleva al siguiente infierno que es que comenzamos a decirnos que no somos buenos escritores. De pronto deberíamos meternos a un curso o buscar tips online.

Y mientras comenzamos a crear, ya sea un dibujo, una fotografía, un escrito o un cover de una canción, comenzamos a preguntarnos quién lo va a ver. 

  • Si escribo un newsletter, tengo que usar un programa como Mailchimp o Substack para mandar los emails y así puedo ponerle un pixel espía para saber quién lo está leyendo.
  • O si tengo mi propia página web, tengo que recolectar analytics para ver cuanta gente se está metiendo a leer mis artículos.
  • Tengo que tener cookies y JavaScript porque la página se tiene que ver “profesional”.
  • Tengo que aceptar los comentarios de la gente, ya sean buenos o de trolls sobre cómo canto, cómo es la composición de mi foto o cómo hablo en mi podcast.
  • Tengo que comenzar a prestarle atención a los likes.
  • Tengo que tener todas las redes sociales para poder publicar allí que ya saqué mi nueva creación y por favor, por favor… vayan a verla / leerla / escucharla.
  • De pronto debo comenzar a monetizar mi creación.
  • Y tengo que tener seguidores y fans.

Pero nos equivocamos al pensar todo esto.

Sólo necesitamos una simple máquina de escribir que tiene distribución. Una máquina de escribir que es mucho menos intimidante que la mayoría de las redes sociales que instantaneamente te convierten en un productor de contenido desde el primer día. Te llevan a que debes estar constantemente esforzándote para que la gente le guste y se suscriba a tus creaciones. O debes sentirte mal porque sólo tienes unos pocos seguidores y todo el mundo puede ver que solo tienes a unos cuantos.

Creo que todos entendemos que este es el juego de crear cualquier tipo de contenido si es lo que haces para ganarte la vida. Yo tengo que jugar este juego para convencerte de que veas mis películas, aunque cada vez me da menos ganas de hacerlo. He tomado una actitud de si la quieres ver, la ves. No tengo por qué vendertela.

Pero si quieres crear por el puro placer de hacerlo, debes hacerlo sin mirar a cuantos les gusta. Incluso si nadie más, así sea unos cuantos pocos los que lo leen. Eso es más que suficiente.

Este no es un escrito que dice que los smartphones son malos. Todo lo contrario. Este ensayo lo compusé en un iPhone. Lo malo es el consumo pasivo, en todas sus formas. Twitter, Facebook, Instagram: todos podemos estar de acuerdo de que son grandes pérdidas de tiempo. Pero, ¿qué pasa con The Economist o War and Peace? ¿Cuánto puedes recordar realmente de todos esos artículos de opinión del New York Times que has leído? ¿Podrías resumir los temas principales que se tratan en Grapes of Wrath?

La mayor parte de cómo adquirimos conocimiento que valga la pena tener proviene de la práctica. Viene de hacer. Viene de crear. Leer sobre la guerra comercial con China no te hace más inteligente, o ver el último documental en Netflix o HBO te da algo que decir en las cenas. Te da la ilusión de que tienes la más vaga idea de lo que está sucediendo en nuestro mundo enormemente complejo.

Se ha derramado mucha tinta sobre los peligros de la tecnología moderna. Cómo nos distrae, cómo promueve comparaciones poco saludables con los demás, cómo nos engorda, cómo limita la interacción social, cómo nos espía. Y todas estas cosas son ciertas.

Pero la verdadera tragedia de la tecnología moderna es que nos ha convertido en consumidores. Nuestro consumo voraz de medios es paralelo a nuestro consumo de combustibles fósiles, aguacates y pajitas de plástico. Y aunque estamos empezando a preocuparnos por nuestro consumo de esos bienes físicos, parece que nos preocupa menos nuestro consumo de información digital.

Tratamos toda información como necesariamente buena y nos reconforta la sensación de que cualquier artículo o ver lo que está haciendo esta amiga que tenemos en Instagram con el que perdamos el tiempo es realmente bueno para nosotros. Comparamos leer con superación personal, aunque olvidamos la mayor parte de lo que hemos leído y lo que recordamos no es útil.

Así que deja de leer y empieza a crear. Pintar, dibujar, componer, codificar o hacer una película. Será dificil. Será lento. Será frustrante. Pero te prometo que valdrá la pena.


Marco Velez Esquivia
marcovelez.co

About Marco Vélez Esquivia

Hey! Soy Marco Velez Esquivia, soy el fundador y CEO de LYNCH anima, creadores de las películas colombianas Tiempo Presente, Ultraviolencia, Sicosexual, Ruido y Afuera del Tiempo

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