Todos los cineastas que he conocido han lidiado con al menos uno de los problemas que describo a continuación. En muchos casos, es una combinación de todos estos. Estos malos hábitos tienden a conducir a bloqueos creativos y evitan que los cineastas creen su propio trabajo.

Muchos cineastas tienden a combinar el presupuesto con el éxito creativo. No porque el presupuesto sea lo más importante para su sustento, sino porque es lo más fácil de medir.

No existe un barómetro para la calidad de una historia o un ángulo de cámara o una señal musical. Pero por otro lado podemos medir muy fácilmente el presupuesto.

Los cineastas con esta actitud se obsesionan con el dinero, creyendo que de alguna manera los legitimará como cineastas. Solo más tarde comienzan a darse cuenta de que esto es completamente falso. Y que el camino para crear un gran trabajo es concentrarse en perfeccionar su oficio, no solo en encontrar un inversor con mucho dinero o varios fondos nacionales e internacionales.

Hay muchas películas malas con mucho dinero detrás. Y un montón de películas brillantes hechas por casi nada. Siempre se trata primero del talento y las habilidades para hacerlo.

No puedo contar la cantidad de veces que una cineasta me ha dicho que no está motivada para hacer una película en este momento debido a algún factor externo que no tiene nada que ver con ella.

Todo esto es solo una forma de procrastinación o de miedo a arriesgarse. Nunca será un buen momento para hacer una película. Siempre habrá alguna razón para no hacerlo y alguna razón para verlo como trivial dado el estado de la industria o del mundo.

Sin embargo, los artistas necesitan crear a pesar de sus circunstancias. Y si eres un artista, siempre encontrarás la manera de expresar tu creatividad.

Toda mi vida me dijeron que ser un experto en todos los oficios no te llevaría a ninguna parte. Sin embargo, eso nunca tuvo sentido para mí, y acepté ser multifacético. Si ha habido un factor que me ha llevado al éxito que he encontrado hasta ahora, es esa elección.

Como he aprendido a lo largo de los años, cuanto más puedas confiar en tus propias habilidades, talentos y capacidades, menos necesitarás depender del dinero o el tiempo de otras personas para que hagan las cosas por vos.

Por supuesto, a muchos de nosotros nos encantaría tener un presupuesto de 100 millones de dólares y poder contratar a quien queramos para ayudarnos a hacerlo. Pero para poder empezar, los proyectos requieren de alguien que pueda llenar los vacíos con sus propias habilidades. Esto aumenta las probabilidades de generar trabajo constante y que es exactamente lo que lleva a que futuros proyectos vayan creciendo en presupuesto y en ambición.

No hay ninguna razón por la que todos los cineastas no deban saber cómo manejar una cámara, encuadrar una toma, grabar un sonido limpio o editar una poderosa secuencia narrativa. Si solo se trata de delegar trabajo, mejor ser productor.

Creo que hay muchas habilidades de las que un cineasta puede carecer y aun así encontrar el éxito. Pero la capacidad de asumir riesgos no es una de ellas. Existe una correlación enormemente fuerte entre la asunción de riesgos (también conocido como apostar en sus propios proyectos) y la trayectoria profesional.

Esto no es sorprendente, ya que los cineastas que se sienten naturalmente incómodos con el fracaso tienen menos probabilidades de comenzar hasta que "el momento sea el adecuado". Y si finalmente hacen una película, es poco probable que asuman riesgos creativos que puedan diferenciar su película y hacerla lo suficientemente única como para sobresalir.

Los cineastas pasan años de sus vidas buscando formas de mitigar el riesgo. Para encontrar el dinero, para que se sientan seguros. Sin embargo, el 99% de las veces, estos aspirantes a cineastas simplemente no terminan haciendo películas.

Siempre (y solo) aquellos que están dispuestos a abrazar las condiciones imperfectas son capaces de producir un gran trabajo.

Los mejores cineastas que conozco personalmente (y los más prolíficos) rara vez tienen algo malo que decir sobre otros cineastas. Desafortunadamente, lo contrario también es cierto. La mayoría de los cineastas que están empezando o que están bloqueados en sus carreras pasan demasiado tiempo degradando el trabajo de sus compañeros.

Criticar a otros cineastas, especialmente a los de tu nivel o de tu industria, casi siempre es un esfuerzo desperdiciado que podrías gastar en hacer tu propia película. Sin embargo, lo que es más importante, crea un espacio de cabeza negativo que puede conducir a importantes bloqueos creativos.

Hablar mal del trabajo de otras personas te pone en la mentalidad de un crítico, no de un artista. Y es imposible crear un trabajo significativo cuando piensas de esa manera, constantemente consciente de cómo tu trabajo será juzgado y (potencialmente) rechazado.

Está perfectamente bien que no te guste una película o incluso un cineasta. Pero obsesionarse con por qué son malos en lugar de cómo mejorar es siempre una tontería. Solo te aleja más de tu mejor trabajo y de tu mayor potencial.

Realmente creo que cada cineasta tiene una obra maestra en ellos. Pero pocos aguantan el tiempo suficiente para realizar su mejor trabajo. 

Todos caemos en estos malos hábitos de vez en cuando, y nadie es perfecto. Pero si nos mantenemos conscientes de su naturaleza destructiva y los mantenemos a raya, las probabilidades de éxito aumentan dramáticamente.

Marco Velez Esquivia
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