Mat Veiga

January 24, 2025

🤥 La verdad ya no es importante...

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La canalización de la verdad: Diseño, sociedad y la necesidad de transparencia
Vivimos en una era donde la información abunda y, paradójicamente, el conocimiento se diluye. El mundo digital ha democratizado la voz, lo cual tiene un enorme potencial positivo, pero también ha transformado a muchos en expertos instantáneos de todo y nada a la vez. 

Nos encontramos en un océano de un milímetro de profundidad, donde opinar pesa más que entender, y donde la verdad, en lugar de ser un ideal, parece ser una herramienta maleable. En este contexto, tanto como ciudadanos como profesionales del UX, tenemos una responsabilidad: rescatar la importancia de la verdad, la palabra y la transparencia.

No me malinterpreten, la opinión es esencial en cualquier sociedad que valore la diversidad. Pero cuando las opiniones se colocan por encima de los hechos, cuando la clase política y la sociedad abrazan la mentira como bandera, se mina la confianza colectiva. Actualmente resido en España, un país con una gran historia rica y compleja, lleno de gente maravillosa, pero con uno de los gobiernos más mentirosos que recuerde, según mi experiencia, ha superado las expectativas en cuanto a la manipulación de la realidad. Y esto lo digo como alguien que nació en un país donde la mentira política es casi un deporte nacional. Sin embargo, lo que estamos presenciando aquí va más allá de la norma: es un desprecio absoluto por la verdad.

Diseño en tiempos de la "feature mágica"
Uno de los problemas más evidentes en el sector es la obsesiva búsqueda de diferenciar productos con funciones que, en el mejor de los casos, son irrelevantes. 

En lugar de enfocarnos en el valor intrínseco de lo que diseñamos, demasiadas veces recurrimos a malabarismos retóricos: "dobles mortales hacia atrás” para encontrar una característica lo suficientemente novedosa como para justificar un copy creativo. Esto no solo confunde al usuario, sino que también genera una desconfianza latente en los productos y las marcas.

He trabajado para algunas de las marcas más grandes del mundo, y sí, puedo decir con certeza que la presión por destacar en un mercado saturado es real. Pero también puedo afirmar que esta no puede ser una excusa para sacrificar la verdad. Hacer lo correcto no es negociable. Diseñar con ética y transparencia no es una opción; es una necesidad.

El costo de ignorar la verdad
El costo de ignorar la verdad en nuestro trabajo y en nuestra sociedad es enorme. En el diseño, conduce a experiencias que frustran, desorientan o confunden a los usuarios. En la sociedad, erosiona la confianza y alimenta la polarización. En España, vemos cómo este desprecio por la verdad se refleja en una clase política que utiliza la desinformación como arma para dividir y conquistar. La mentira y la corrupción no solo se tolera, sino que se premia. Y esto tiene un efecto dominó: si nuestros representantes no valoran la verdad, ¿por qué debería hacerlo el resto de la sociedad?

Volviendo al mundo del diseño, consideremos un ejemplo común: los patrones oscuros (dark patterns). Estas técnicas de diseño manipulan al usuario para tomar decisiones que no necesariamente le benefician. Desde suscripciones ocultas hasta opciones predeterminadas que favorecen al negocio y no al cliente, estos patrones son un símbolo de cómo la falta de ética puede infiltrarse en nuestra industria. Y aunque pueden generar beneficios a corto plazo, el daño a la confianza del usuario es irreparable.

Volver a lo esencial
La solución a este problema no es fácil ni inmediata, pero pasa por un ejercicio de honestidad y autocrítica, tanto a nivel individual como colectivo. Necesitamos volver a darle importancia al conocimiento, a la verdad y a la palabra. 

Como diseñadores, esto significa:
  1. Valorar lo esencial: En lugar de buscar la próxima "feature mágica", enfoquémonos en resolver problemas reales y mejorar la vida de las personas. No subestimemos la belleza de la simplicidad y la funcionalidad bien ejecutada.
  2. Ser transparentes: La transparencia debe ser un pilar fundamental en cada proyecto. Desde la comunicación con los clientes hasta las interacciones con los usuarios, ser claros y honestos genera confianza.
  3. Educar al usuario: Parte de nuestra responsabilidad como diseñadores es empoderar a las personas, no manipularlas. Esto incluye diseñar interfaces que sean intuitivas, informativas y que respeten la inteligencia del usuario.
  4. Priorizar la ética: La ética no debe ser una reflexión tardía, sino una parte integral del proceso de diseño. Preguntémonos siempre: ¿Este diseño ayuda al usuario o solo beneficia a la empresa?
  5. Promover el conocimiento: En un mundo lleno de información superficial, es vital fomentar el pensamiento crítico. Esto aplica tanto a nuestro público como a nosotros mismos.

En fin… 
Hacer lo correcto no es negociable. Esta frase debería ser nuestro mantra, tanto en el diseño como en la vida. Es hora de abandonar la fascinación por lo superficial y profundizar en lo que realmente importa. 

La verdad, aunque a veces incómoda, es el único camino hacia la confianza y la autenticidad. En un mundo saturado de mentiras, comprometámonos a ser faros de transparencia y honestidad.

Como ciudadanos, exijamos a nuestros gobiernos responsabilidad y respeto por la verdad. Como diseñadores, seamos un ejemplo de integridad, mostrando que es posible crear productos y experiencias que sean útiles, transparentes y éticos.

Porque al final del día, lo que realmente importa no es qué tan rápido podamos impresionar, sino qué tan profundamente podemos conectar con la gente. Y eso solo se logra cuando hacemos lo correcto.


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Mat Veiga
Senior Product Designer
User research & A11Y Specialist.
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About Mat Veiga

Hola 👋🏻 Soy Mat, Diseñador de productos digitales, escribo sobre accesibilidad (A11y) y experiencia de usuario.


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