Mat Veiga

January 24, 2025

🤡 Presuntos tontos.

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¿Cómo llegamos aquí y qué significa para el futuro del diseño?
A lo largo de los años, he tenido el privilegio de trabajar con algunas de las marcas más grandes del mundo, en ese tiempo, he sido testigo de una tendencia preocupante, y hoy quiero hablar sobre ello, un fenómeno que no solo afecta nuestro trabajo, sino también la sociedad en general: la infantilización del consumidor.

Una mirada al pasado: consumidores considerados inteligentes.
Hubo un tiempo en que las marcas apelaban a la inteligencia, la curiosidad y la cultura del consumidor promedio. Las campañas publicitarias eran complejas, a menudo con referencias culturales o mensajes implícitos que requerían interpretación y reflexión. El diseño de productos, estaba impregnado de un respeto implícito por la capacidad del usuario de comprender conceptos más profundos y tomar decisiones informadas.
Pensemos en los consumidores de antaño que jugaban con narrativas literarias, referencias artísticas o incluso mensajes políticos sutiles. Eran una invitación a pensar, a participar de un mundo donde las marcas parecían confiar en que sus consumidores tenían una base cultural y un nivel de inteligencia que podía ser desafiado y, en algunos casos, educado.

El presente: ruido, persecución y superficialidad
Hoy, el panorama es muy diferente. Nos encontramos en un entorno donde el consumidor promedio está bombardeado constantemente por mensajes en todas las plataformas. Desde redes sociales hasta vallas publicitarias digitales, los mensajes son cada vez más cortos, más simples y repetitivos. El objetivo ya no es conectar con un nivel más profundo de comprensión o emocionar a través de narrativas complejas; ahora se trata de captar la atención, aunque sea por unos segundos.

Las marcas han cambiado su estrategia para competir en un mercado saturado, la atención del consumidor. La complejidad y la profundidad han sido reemplazadas por la repetición y el sensacionalismo. El diseño de experiencia de usuario también ha sufrido este cambio. Las interfaces buscan ser tan “simples” que, en algunos casos, pierden todo ápice de personalidad, exploración o vinculo que lo comprometa activamente con el producto.

Por ejemplo, las redes sociales ya no solo compiten por tu tiempo, sino también por tu atención cognitiva. Las aplicaciones están diseñadas para mantenerte desplazándote y consumiendo contenido sin pausa. Los mensajes son cortos, inmediatos y carentes de profundidad. Este modelo de "interacción sin fricción" puede ser efectivo para retener usuarios, pero también limita su capacidad para interactuar con ideas más complejas o significativas o para retener mensajes, luego hace hacer scroll en un feed, probablemente no recuerdes de que iba el video que pasaste hace un minuto.

La canalización de la inteligencia: ¿por qué está sucediendo?
La infantilización del consumidor no es un accidente; es el resultado de una combinación de factores. Uno de los principales motores es la economía de la atención. En un mercado donde cada segundo cuenta, las marcas han optado por estrategias que maximizan la eficiencia en lugar de la profundidad.

Otro factor importante es la tecnología. Los algoritmos que impulsan las plataformas digitales priorizan contenido que genera clics, likes e interacciones, dejando de lado contenido que podría ser más desafiante o matizado. El resultado es un círculo vicioso: las plataformas producen contenido superficial porque es lo que genera más interacción, y los consumidores se acostumbran a este nivel de simplicidad, reduciendo su tolerancia a mensajes más complejos.

Por último, también está el cambio en las prioridades culturales. En un mundo donde la gratificación inmediata es la norma, los consumidores buscan experiencias que sean rápidas, simples y directas. Esto no significa que los consumidores sean menos inteligentes, sino que están siendo condicionados para actuar y pensar de manera más reactiva que proactiva.

¿Qué significa esto para los diseñadores UX?
Como diseñadores, tenemos una responsabilidad ética. Nuestro trabajo no solo define cómo las personas interactúan con los productos, sino también cómo perciben el mundo que los rodea. Si bien es tentador diseñar para la gratificación inmediata, también debemos considerar cómo nuestras decisiones afectan la capacidad del usuario para pensar de manera crítica y participar en experiencias más significativas y hacerlas memorables, crear momentos que perduren en la mente del usuario.

Algunas ideas clave para enfrentar esta tendencia incluyen:
  1. Diseñar para la reflexión, no solo para la acción: Introducir elementos en las interfaces que inviten al usuario a pausar, reflexionar y considerar opciones.
  2. Respetar la inteligencia del usuario: Crear contenido y diseños que inciten al usuario a pensar y generen lazos con el producto.
  3. Priorizar la calidad sobre la cantidad: En lugar de bombardear al usuario con mensajes constantes, enfocarse en crear experiencias memorables y significativas.
  4. Cuestionar los algoritmos: Como diseñadores, también tenemos la capacidad de influir en cómo los algoritmos priorizan el contenido. Podríamos abogar por sistemas que valoren a la calidad y la profundidad tanto como  se valora la cantidad de interacciones.

En fin...
La infantilización del consumidor no es inevitable. Tenemos el poder de cambiar esta narrativa y crear experiencias que respeten y estimulen la inteligencia y la curiosidad del usuario. El futuro del diseño no tiene que ser superficial; puede ser un espacio donde las marcas y los usuarios colaboren para construir un mundo más rico, significativo y estimulante. La pregunta es: ¿Estamos dispuestos a asumir ese desafío?


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Mat Veiga
Senior Product Designer
User research & A11Y Specialist.
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About Mat Veiga

Hola 👋🏻 Soy Mat, Diseñador de productos digitales, escribo sobre accesibilidad (A11y) y experiencia de usuario.


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