Nicolás Galdámez

August 29, 2024

La frase de mi jefa

Todavía no puedo creer que hayan pasado quince años. Volvíamos en el 307 de mi jefa de una mala reunión con un cliente, cuando me dijo una frase que no olvidaré jamás:

Vos sos medio boludo, ¿no?

Suena a cagada a pedos, a que me lo dijo con reproche, pero lejos estuvo de eso. Fue un mensaje desde la más franca sinceridad. Ella confiaba en mí, vio mi cara en el auto, y me quería envalentonar. Es cierto que podría haber usado otras palabras, pero hay momentos que conviene no maquillar las oraciones para que suenen más lindas. Hay veces que el ser directo hace que la frase quede resonando. Y así fue, como estas palabras, dichas hace quince años, me cambiaron la vida.

La verdad que un poco de razón tenía; fui medio boludo. La reunión era para hacer una demo de lo que habíamos trabajado en el último mes, y a pesar de haber sido quien más había hecho durante el desarrollo, apenas abrí la boca. No solo no participé demasiado para presentar nuestro trabajo, sino que tampoco lo hice cuando el cliente cuestionó algunas decisiones, cuando para mí eran re contra válidas.

En aquel momento ni se me ocurrió que podría haber participado más. Recién entraba al proyecto, no tenía demasiada experiencia, y mi jefa estaba en la misma reunión que yo. ¿Qué autoridad tenía para hablar? ¿Quién iba a escucharme? ¿Qué podía sumar yo en ese escenario?

Claramente me equivocaba.

Si me hubiese animado a manejar la demo, sin dudas lo hubiese hecho mejor que mi jefa. Ella no había estado tan encima del desarrollo y no sabía cómo convenía presentar los nuevos módulos. Si me hubiese animado, la demo podría haber salido más ordenada, con menos idas y vueltas que marearan al cliente, resaltando especialmente lo que yo sabía que era lo más importante para él. Pero no, por sentirme poco, por sentirme un púber no calificado para hablar, no abrí la boca. Me quedé callado, gritando por dentro, mientras el cliente preguntaba sin entender, y dejando que el trabajo realizado se vea opacado por una mala comunicación.

Mi jefa en el auto se dio cuenta de mi vergüenza, de mi arrepentimiento. Ahí mismo, al escucharme desanimado por todo lo que podríamos haber hecho, me dijo lo que me dijo.

Hoy, ya pasaron quince años y aunque tengo más experiencia sigo encontrándome en situaciones parecidas a las de esa reunión. Pero ahora es distinto. Ese día cambié. Hoy, cuando me siento poco y me invade el síndrome del impostor, se me viene la voz de mi jefa a la cabeza diciendo “Vos sos medio boludo, ¿no?”.

About Nicolás Galdámez

CTO de Unagi. Fanático de la ensalada de frutas.