Hola, soy Nico, y soy un adicto.
Yo no se si fue algo de siempre o me empezó a pasar hace unos años. Supongo que es algo normal, que llega con la experiencia, pero hoy podría decir que se ha convertido en una obsesión. Antes podía soportarlo, pero ahora me carcome, me duele, me lastima. Me cuesta decirlo, por eso nunca lo blanqueé, pero llegó el día. Hoy hago público mi trastorno: sufro de simplicismo bacteriano.
SIMPLICISMO BACTERIANO
Enfermedad degenerativa que provoca que las personas se obsesionen con hacer las cosas más simples.
Cada vez que tengo un problema delante, mi primera reacción es “¿cómo puedo simplificar esto?”. Y no me refiero solo a buscar la solución más simple, sino que lo primero que intento es simplificar el problema. Me empiezo a preguntar si el problema es realmente ese, si puede dividirse, si hay algo que pueda ignorarse, si hay algo que no estoy viendo. Básicamente, si el problema que tengo en frente es el verdadero problema o simplemente es un problema más chico envuelto en muchas pieles que lo hacen ver más grande.
Lo mismo me pasa con un diseño o una solución. ¿Qué pasa si le saco esto de acá? ¿Y si muevo esto para allá? ¿Si extraigo esto a otra clase? ¿Es necesario esta interacción? Vivo haciendome esas preguntas y hacer las cosas más simples se ha convertido en mi momento favorito del trabajo.
Por lo general, se asocia el simplificar con recortar. Es el caso más común, es cierto, pero muchas veces el hacer las cosas más simples es todo lo contrario. Hacer las cosas más simples es lograr claridad, mayor fluidez, frescura. Significa convertir algo complejo en algo natural. En el mundo de lo simple no sobran palabras, clases, objetos. Hay ocasiones en el que añadir palabras es lo que termina haciendo las cosas más simples, ya sea para un usuario, para un desarrollador o para quien vea/lea el resultado de lo que estamos haciendo.
Hay que tener cuidado, porque el simplicismo bacteriano muchas veces se apropia tanto de la persona que no la deja avanzar. Es tal la obsesión que no se puede parar de simplificar, y es un pozo del que es difícil salir.
De todas maneras, el peor estado que puede sufrir una persona con esta condición es cuando el simplicismo bacteriano se convierte en simplicismo viral de primer grado. En este punto, la persona se convierte, cual testigo de Jehová, en un predicador incontrolable del simplicismo. En algunos casos puede ser bueno, pero ¡cuidado! porque es difícil de manejar. Se molesta tanto al resto con el simplicismo que termina alejando a las personas de quien sufre de esta condición. Este es un punto de no retorno y muy doloroso.
Yo hoy me encuentro en el medio, entre el bacteriano y el viral. Hay veces que siento que el viral quiere apropiarse de mí, y ahí es cuando siento la mirada esquiva de mi equipo. Pero debo tener cuidado para que no pase a mayores, no quiero sentirme alejado del resto, sería muy trágico para mí.
Si ese día llega, lo notarán. Seguramente me encuentre aislado y solitario, escribiendo algo eterno sin publicar, en la búsqueda de simplificarlo.