Íñigo Medina García

May 12, 2022

Ha llovido mucho desde que Lakoff y Johnson nos ayudaron a ver nuestra vida plagada de metáforas en su conocida obra Metaphors We Live By. La novedad de su propuesta tiene que ver con el contexto histórico en el que la hacían: frente a la propuesta positivista, que quería eliminar la ambigüedad, ponían sobre la mesa una incontestable masa de ejemplos reales, donde la metáfora lejos de impedirnos entender, era precisamente nuestra forma de comprender.

Primarily on the basis of linguistic evidence, we have found that most of our ordinary conceptual system is metaphorical in nature. And we have found a way to begin to identify in detail just what the metaphors are that structure how we perceive, how we think, and what we do.

La tradición filosófica más antigua, empezando con Platón, ya había reconocido en la metáfora una forma de comprensión, que lo liga de forma natural con la lírica griega. Y aunque Aristóteles la analice principalmente en su Retórica y en su Poética, nunca ha dejado de reconocer que vivimos con metáforas: por lo tanto, en la misma línea que Lakoff y Johnson, que ellas también contribuyen a cómo percibimos, cómo pensamos, y cómo actuamos.

La revitalización de la metáfora trajo consigo un debate intenso en las disciplinas que suelen denominarse ciencias sociales. Posiblemente, el escándalo Sokal fue el acontecimiento que más popularizó esta tensión, reclamando límites en el uso de las metáforas y las analogías.

Pero ya antes, Philip Mirowski, con su clásico More Heat than Light. Economics as Social Physics, Physics as Nature’s Economics, había mostrado el uso intensivo de las metáforas y las analogías en la construcción de la economía neoclásica, poniendo la utilidad en el lugar que ocupaba la energía, y construyendo a partir de ahí sobre el marco conceptual que ofrecía la física del XIX.

Indeed, at that moment I saw that the history of physics and the history of economics are so intimately connected that it might be considered scandalous.

Mirowski llegaba a acuñar el término physics envy como título del capítulo 7, para explicar los esfuerzos de los economistas neoclásicos intentando emular los métodos de sus físicos coetáneos, que era al mismo tiempo la formación de la que ellos mismos procedían.

Trabajando en producto digital yo he recurrido constantemente, a lo largo de mi carrera, a metáforas y analogías relacionadas con la biología, la teoría evolutiva y la historia natural. Por supuesto, no lo he hecho con un programa completo, como el que animó a los economistas de Mirowski a fundar las bases de una disciplina. Pero tampoco he querido abusar, cayendo en la jerga que se consume en sí misma, que denunciaba Sokal.

No obstante, creo que la mirada orgánica cumple con la función de marco conceptual que reclamaban Lakoff y Johnson, ayudando a desvincular la vida digital de la vida industrial, donde las metáforas y las analogías mecanicistas componían ese marco conceptual.

En mi opinión, ese marco orgánico no es sólo útil para pensar el producto digital en su conjunto, desde una perspectiva holística, sino que también es muy fértil cuando proyectamos esa mirada sobre aspectos específicos. No pretendo ser exhaustivo aquí, pero creo que merece la pena mostrar algunos ejemplos del uso de ese marco orgánico. Con la intención de tomar conciencia y, así, poder ser más responsables con sus límites y sus capacidades.

Christopher Alexander, en su clásico Notes on the Synthesis of Form, defendiendo su tesis sobre el diseño como good fit entre la forma y su contexto, utiliza la referencia biológica como la primera y más familiar.

The biological ensemble made up of a natural organism and its physical environment is the most familiar: in this case we are used to describing the fit between the two as well-adaptedness.

Y a lo largo de toda su exposición recurre de forma natural a referencias que se mueven en el mismo marco.

It says, roughly, that primitive forms are good as a result of a process of gradual adaptation — that over many cen­turies such forms have gradually been tted to their cultures by an intermittent though persistent series of corrections.

Henry Petroski dio a su popular libro el significativo título The Evolution of Useful Things, siguiendo un esquema similar al que ya utilizó en The Pencil. A History of Design and Circumstance, donde el recorrido histórico no es un anecdotario, sino la expresión misma de la creación del artefacto.

Is the proliferation of made things, such as the seemingly endless line of serving pieces that complement a table service, merely a capitalist trick to sell consumers what they do not need? Or do artifacts multiply and diversify in an evolutionary way as naturally as do living organisms, each having its purpose in some wider scheme of things?

Y George Basalla en su conocida obra The Evolution of Technology se refiere directamente a la teoría de la evolución de Darwin, para hacer una comparación entre las especies descubiertas y las patentes creadas, y concluir

then the technological can be said to have a diversity three times greater than the organic.
The variety of made things is every bit as astonishing as that of living things. Consider the range that extends from stone tools to microchips, from waterwheels to spacecraft, from thumbtacks to skyscrapers. In 1867 Karl Marx was surprised to learn … that five hundred different kinds of hammers were produced in Birmingham, England, each one adapted to a specific function in industry or the crafts. What forces led to the proliferation of so many variations of this ancient and common tool? Or more generally, why are there so many different kinds of things?

Basalla habla ya específicamente de aplicar la teoría de la evolución, haciendo una clara advertencia sobre los límites de este uso. Incluso cuando han propuesto teorías para explicar los mecanismos de la generación de artefactos, se ha recurrido a explicaciones que se apoyan en el fallo y la necesidad de corrección como principales motores. Christopher Alexander es un claro ejemplo de ésto, pero también David Pye, en su libro The Nature and Art of Workmanship, es contundente.

The aircraft falls out of the sky or rams the earth full tilt and kills the people. It has to be tended like a new born babe. It drinks like a fish. Its life is measured in hours. Our dinner table ought to be variable in size and height, removable altogether, impervious to scratches, self-cleaning, and having no legs… Never do we achieve a satisfactory performance… Every thing we design and make is an improvisation, a lash-up, something inept and provisional.

Además de referencias tan clásicas como éstas, es fácil encontrar metáforas de uso diario en libros con enfoque más técnico y aspiraciones más modestas. Michael T. Nygard en su libro Release It!, se apoya constantemente en la metáfora del organismo, para llamar la atención sobre la necesidad de diseñar software incorporando la puesta en producción de éste como un elemento más de ese diseño.

The true birth of a system comes not on the day that design and development begins, or even when the project is conceived, but on the day it launches into production. This is a beginning, not an end. Over time, the system will grow and mature. It will gain new features. It will lose defects and perhaps gain some, too. It will become what it was meant to be, or, even better, it will become what it needs to be. Most of all, it must change. A system that cannot adapt to its environment is stillborn.

Patrick Kua, junto con Rebecca Parsons y Neal Ford, ha publicado recientemente su Building Evolutionary Architectures, donde es habitual encontrarse con referencias al ecosistema

Many companies value long-term planning for resources and other strategic matters; companies obviously value predictability. However, because of the dynamic equilibrium of the software development ecosystem, predictability has expired.

y al conjunto de términos que podrían considerarse bajo el paragüas del marco orgánico, lo que ayuda incluso a entender mejor hasta qué punto este tipo de metáforas están extendidas

The terms continual, agile, and emergent all capture the notion of change over time, which is clearly a critical characteristic of an evolutionary architecture, but none of these terms explicitly capture any notion of how an architecture changes or what the desired end state architecture might be.

We prefer the word evolutionary over adaptable because we are interested in architectures that undergo fundamental evolutionary change, not ones that have been patched and adapted into increasingly incomprehensible accidental complexity.

Por supuesto, si ampliáramos nuestro pequeño análisis, para incluir todo lo que se percibe, se piensa y se hace bajo el marco de lo orgánico en el terreno de los algoritmos y la inteligencia artificial, las referencias serían abrumadoras.

Así que parece que nuestra vida digital agradece el uso de metáforas y analogías orgánicas, y específicamente relacionadas con la historia natural y la evolución. Es un motivo suficiente para estudiar un poco más todo lo que esas disciplinas nos ofrecen, y así de paso hacer un uso responsable.

About Íñigo Medina García

I build software products and teach about them. Chief Product Officer at Filmin. Product Advisor at Dcycle. Teacher at Tramontana. Email me at inigo@hey.com