Íñigo Medina García

June 2, 2022

Todo empezó en el valle como el río que busca por instinto el cauce, con el impulso telúrico de sobrevivir haciendo de la nada algo, legando una huella que es la sombra de esa creación que siempre fue nada más que un juego que se satisface a sí mismo.

Todo se conducía arropado entre los laureles de la virtud y la verdad, de una moral que miraba para otro lado y dejaba oscurecidas las habitaciones olvidadas donde habitaban las sospechas y los ruidos nocturnos que despiertan las dudas y las infiltran en los cuerpos como despertadores con sus propias reglas.

Los ídolos binarios eran incorpóreos, en una unión casi mística entre el soñado inmaterial y la inalcanzable abundancia tocábamos a Dios con los dedos. Como el placer bruto, amorfo, sin límites, una región indescifrable en la que nos refugiamos para huirnos al epicentro de nuestro deseo. Inventamos misterios suntuosos de cuerpo de alabastro, primitivos en su fe de progreso ciego sin condiciones, diosas de vientres prominentes que traían el anuncio de una descendencia sin mancha. 

Hicimos del semiconductor un tótem y a la vuelta de la esquina la felicidad desinfló nuestros destellos de omnipotencia sometiéndonos de forma obstinada a su principio agridulce. Al zambullirnos en aquella mirada fulgurante, al tacto notamos el plástico y ahí el silicio se desveló silicona. Bajo nuestros pies el suelo cobró vida y un dragón dopado, lanzándonos al cielo vertiginoso con su médula titánica, pulverizó aquella sensación pletórica de que el orden del mundo se plegaba a nuestros deseos.

About Íñigo Medina García

I build software products and teach about them. Chief Product Officer at Filmin. Product Advisor at Dcycle. Teacher at Tramontana. Email me at inigo@hey.com